Similares a los mapaches, los pizotes cuentan con una gran capacidad adaptativa para convivir y coexistir en las zonas urbanas. Su habilidad para alimentarse de muchas fuentes de alimento, su curiosidad y su confianza para enfrentarse a diferentes ambientes, lo convierten en un representante más de la fauna silvestre presente también en nuestras principales ciudades.
Activo durante el día, se les puede observar solitarios o en grupos de hasta 25 individuos o más.
Se adaptan y acostumbran rápidamente a la presencia del ser humano, y son fuertemente atraídos por el alimento cerca de los sitios turísticos, por personas que les ofrecen alimento, o por prácticas inadecuadas del manejo y disposición de los desechos orgánicos, siendo estas acciones las principales causas que desencadenan en posteriores conflictos con esta especie.